Remedios naturales: mitos y virtudes

Algunos los cuestionan, acusándolos de carecer de base científica. Otros pretenden demostrar su eficacia en base a resultados irrefutables. Intentamos arrojar luz sobre la eficacia de los remedios naturales

Remedios naturales: mitos y virtudes

Algunos los cuestionan, acusándolos de carecer de base científica. Otros pretenden demostrar su eficacia en base a resultados irrefutables. Intentamos arrojar luz sobre la eficacia de los remedios naturales.

El debate sobre la efectividad o no de los remedios que nos ofrece la naturaleza para los pequeños y grandes males que nos afectan suscita pensamientos discordantes. Los datos científicos dan fe de su eficacia: las sustancias administradas estimulan la reacción del organismo, acompañándolo hacia la recuperación de diversas dolencias, especialmente las crónicas. Las propias estadísticas confirman el creciente interés general en la medicina blanda: solo en Italia, en los últimos 15 años, el número de pacientes que dependen de curas naturales ha aumentado en un 65%. El informe Eurispes de 2010 indica que los pacientes han pasado del 10,6 al 18,5% en diez años.

El tratamiento natural es también una ciencia antigua, conocida desde el siglo V y reintroducida en el siglo XIX por el médico alemán Hahnemann. Según sus partidarios, es capaz de dar respuestas en los casos en que los remedios de la medicina tradicional fallan.

Por otro lado, sus detractores subrayan que se suele utilizar para tratar enfermedades leves como resfriados y tos, que también se curarían espontáneamente con el paso de los días : el tratamiento natural se percibe, por tanto, como una disciplina que “presume” resultados efectivos a corto plazo; una ciencia fácil que encanta y persuade a las personas en dificultades.

Además, si la cura de todas las dolencias para las que se sugieren plantas u otros remedios naturales fuera efectiva, ya no existirían, erradicadas con la simple administración de estos "antídotos". Esto no significa, por supuesto, negar absolutamente ninguna de sus propiedades terapéuticas: sin embargo, sí significa que muchas veces esta propiedad no existe para las dolencias para las que está indicado el remedio natural y no en las dosis y métodos en los que se administra. .

¿Cómo se sale de este estancamiento? Con una revisión de todos los estudios publicados sobre el tema, extrayendo los más robustos metodológicamente, y viendo lo que dice la suma global de los datos. Estudios más serios (como el publicado en 2005 por Lancet, la revista médica líder en el mundo) han demostrado que la eficacia de estas sustancias naturales es igual a la del placebo, concluyendo que la homeopatía es indistinguible del placebo.

Sin embargo, el debate permanece abierto y son muchos los pacientes más o menos graves que recurren a la medicina natural, cuya eficacia también está parcialmente confirmada por algunos estudios científicos.

En conclusión, los remedios naturales no deben mitificarse ni demonizarse. Puede utilizarse cuando las patologías a tratar son leves y aisladas, como un resfriado o una indigestión; cuando los problemas que tenemos que solucionar se agravan es imprescindible consultar a un médico y ser asesorado sobre la terapia más adecuada.