Querida hermana, ¡eres mi mejor amiga!

La relación entre hermanas es algo mágico y muy fuerte: ¡un vínculo indisoluble hecho de complicidad, alegría y amor!

Querida hermana, ¡eres mi mejor amiga!

La relación entre hermanas es algo mágico y muy fuerte: ¡un vínculo indisoluble hecho de complicidad, alegría y amor!

Hay alguien en nuestra vida que se ríe y sufre con nosotros: ¡ un confidente, un guía, un amigo especial! El vínculo que establecemos con ella pasará cualquier prueba: es prueba de riña, distancia, dificultad. ¿De quién estamos hablando? ¡Por supuesto nuestra ... hermana!

Creciendo juntos, el secreto de la complicidad

El vínculo que establecemos con ella nace y crece con nosotros: nuestra hermana es la compañera de juegos que de pequeños preferimos a cualquier otra amiga… (¡incluso, a veces, solo para escucharla llorar!). Con el paso de los años las cosas cambian y de compañeros de juegos nos convertimos en cómplices : consejos sobre los primeros amores , sobre la ropa adecuada para llevar, sobre las cosas que decir o no decir a mamá y papá , los pequeños secretos. La vida se convierte en un maravilloso juego de equipo y , a medida que crecemos, nuestro vínculo se fortalece.
Otras personas, como las tías, nos ven dar nuestros primeros pasos y nos acompañan en cada hito de nuestra vida, pero solo una hermana puede mirar cada experiencia desde nuestro propio punto de vista , identificarse con nosotros y asesorarnos en los momentos más difíciles.

No hay duda: esto sucede porque crecer juntos es una experiencia única e insustituible .

Una presencia constante

El aspecto más preciado de este vínculo es que con una hermana compartimos todo tipo de experiencias , desde las más bellas hasta las peores, sin miedo ni vergüenza . Es el hombro de cada una de nuestras lágrimas : de amor, de alegría, de tristeza. Es ella quien se emociona y se regocija desinteresadamente con cada uno de nuestros éxitos, es ella quien siempre está dispuesta a defendernos y siempre es ella quien, aunque siempre estará lejos : con una llamada telefónica o una invitación a tomar un café siempre nos hará sentir la su presencia sin pedir, muchas veces, nada a cambio.

Sí, claro, no siempre son todo rosas: pueden existir peleas y malentendidos , pero una cosa es cierta: incluso estalla una pelea terrible , hacer las paces es mucho más fácil que con nadie ... y en ocasiones no hay remedio . ni siquiera es necesario hablar , solo una mirada o un asentimiento de entendimiento y todo vuelve como antes.
Muchas diferencias pueden dividirnos: edad, gustos, intereses, pero algo más fuerte y más natural siempre nos unirá y superará y llenará cada vacío.